Bullying en las aulas
El acoso escolar o bullying es la exposición que sufre un niño a daños físicos y psicológicos de forma intencionada y reiterada por parte de otro, o de un grupo de ellos, cuando acude al colegio. El bullying escolar se suele producir durante el recreo, en la fila para entrar a clase, en los baños, los pasillos, los cambios de clase, al entrar y salir del centro, en el transporte escolar o en el comedor. También puede ocurrir en el aula, cuando el profesor está escribiendo en la pizarra o mientras está atendiendo a otros alumnos.
Algunos colectivos son más vulnerables y tienen mayor riesgo de ser víctimas de acoso escolar. Son aquellas personas percibidas como diferentes, como los niños con discapacidad, trastornos del espectro autista (TEA), obesidad o dificultades de integración social.
Las causas que originan el bullying dependen de cada caso concreto, aunque suelen tener unas características comunes: el acosador escolar no tiene empatía y, por tanto, es incapaz de ponerse en el lugar del acosado y ser sensible a su sufrimiento. El origen de la violencia del acosador puede venir causado por problemas sociales o familiares, que pueden provocar que el niño desarrolle una actitud agresiva y que en la adolescencia sea violento.
Existen una serie de indicadores que el niño acosado puede presentar y alertar a los padres y profesores en caso de que esté sufriendo bullying escolar:
-Problemas de memoria, dificultad en la concentración y atención y descenso del rendimiento escolar.
-Depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, dolor de cabeza, malestar generalizado, cansancio, sensación de ahogo, etc.
-Dificultades para dormir, pesadillas o insomnio.
-Aislamiento social, apatía e introversión.
-Mantenerse en estado de alerta de manera constante.
-No querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños.
-Faltar al colegio de forma recurrente.
-Sentimientos de culpa y asunción de responsabilidad de los hechos.
-Conductas de huida y evitación.
-Negación de los hechos e incongruencias.
-Llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas.
-Miedo a perder el control o a estar solo.
-Síntomas como temblores, palpitaciones, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc.
-Ideas e intentos de suicidio.
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